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“TAL VEZ NOS EQUIVOCAMOS, TAL VEZ USTED DEBERÍA HABER SIDO UN POLÍTICO Y YO UN ENTREVISTADOR RIGUROS

  • Ariadna Reina
  • 13 mar 2016
  • 4 Min. de lectura


Richard Nixon, ex presidente de los Estados Unidos, David Frost, presentador y animador de la televisión británica; y un par de cámaras, testigos oculares del hecho político que escandalizó al mundo, son los tres protagonistas de una historia que desencadenó un alboroto político en Estados Unidos, marcando el futuro de Nixon, y marcando el antes y el después de una era comunicacional que transformaría la relación de la política con los medios. En este sentido es en el que debemos centrar nuestro interés, a la hora de comentar la película El desafío: Frost contra Nixon.


La producción de Ron Howard cuenta con numerosos aspectos periodísticos relevantes, pues muestra todo el proceso para realizar una entrevista. Desde que un profesional de la información se interesa por entrevistar a un personaje público importante, hasta que la entrevista es emitida por los medios. A pesar de que la narración está prácticamente detenida en el tiempo porque todo consiste en la espera y preparación de la entrevista, el film logra tener un ritmo excelente. A lo largo de este podemos seguir de primera mano cómo Frost lucha por conseguir su objetivo, y esto provoca que el espectador se identifique con el personaje. Mientras vemos la película, todos nos sentimos periodistas, todos sentimos ser ese presentador de televisión que desea alcanzar el éxito, entrevistando al ex presidente de los Estados Unidos. Esto provoca, dado que somos estudiantes de Comunicación Audiovisual, que nos fijemos en todos los elementos esenciales para hacer una buena entrevista, y darnos cuenta del trabajo que conlleva. Cuando se emite cualquier tipo de entrevista por televisión, acostumbramos a creer que no tiene ningún tipo de dificultad, ni para el entrevistador, ni para la persona entrevistada, pues consiste en pregunta y respuesta. Sin embargo, es necesario ver esta película para darnos cuenta de que es mucho más complicado de lo que pensamos. El film muestra todos los obstáculos que se interponen entre Frost y el éxito: las productoras que no le financian, la mente calculadora de Nixon que tiene medida todas las respuestas, el contrato que limita su libertad como periodista, y las malas voces que le desean el mal. Todos estos problemas son posiblemente el pan de cada día de cualquier periodista, y por lo tanto, también el nuestro. Por ello, de la personalidad de Frost me quedo con su empeño y esfuerzo por conseguir lo que quiere, valor que considero esencial para cualquier profesión, en especial, para el periodismo.


En cuanto al proceso de investigación que llevan a cabo Frost y su equipo, considero que el protagonista debería haberse preparado más y participar más con sus compañeros. De ser así, creo que Nixon no hubiera llevado las riendas de la entrevista, cosa que sucedió en todos los días de grabación. Excepto el último día, que David había estado toda la noche preparándose sus preguntas y argumentos, para lograr, al fin, obtener la confesión esperada del ex presidente.


Por otro lado, me ha llamado especialmente la atención la manera cómo se intenta llegar al público. Y esto se aprecia no solo por parte de David, sino también de Nixon (no olvidemos que él es también alguien que vive de gustar a la gente). Podemos observar como ambos buscan salvaguardar su imagen, y por ello, llevan a cabo una serie de recursos que creen que les beneficiará. Por su parte, el presentador británico busca intimidar y llevar a su terreno a Nixon. Esto lo veremos justo al iniciar la primera pregunta de la entrevista: clara, concisa e intensa. Sin embargo, Nixon sabe cómo responder y esto hacer perder poder a Frost. Este ejemplo, me ha servido para darme cuenta que la primera pregunta tiene que estar muy medida, y ante situaciones como la que ocurre en el film, es necesario reflexionar si realmente vale la pena impactar nada más comenzar, o es mejor esperar a que el entrevistado este mejor adaptado a la conversa. Frost demostró que el poder y el éxito le pudieron más, y por ello la pregunta no obtuvo la respuesta esperada. La táctica de Nixon era tan fascinante como simple. Alargaba las respuestas de manera que se desvirtuaba totalmente, y la táctica de Frost de darle en algún punto débil de su gestión, no logró el éxito esperado. A ello, se sumaba el factor del tiempo, ya que eran dos horas, por lo que cada pregunta no podía pasar de los cinco minutos, números que manejaba a la perfección el ex presidente. Es importante pues tener en cuenta estos elementos, ya que como periodistas, debemos saber actuar ante situaciones como estas, y la película acaba dándonos una respuesta a ello.


En suma, considero que el film es un muy buen ejemplo para observar los fallos que se pueden cometer, desde el punto de vista periodístico, al realizar una entrevista de cualquier nivel. Además, nos da las claves para solucionar dichos problemas, ya que acaba dando la “victoria” al presentador y deja a Nixon como perdedor. En efecto, la película mantiene al espectador en tensión, identificado con la trama y con los dos personajes principales y le mantiene deseoso de llegar a ese final esperado.


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